La prostitución se tomó la vida nocturna del parque Lleras

Sobre la recién pintada calle multicolor y ajedrezada del parque Lleras, en la zona rosa de El Poblado, caminan cogidos de la mano un anciano rubio, de acento inglés, y una joven pelinegra y estilizada. A pocos metros, otro extranjero mucho menor mira la escena. Pronto se enfoca en el catálogo andante de mujeres que abundan a lo largo de las aceras y a las afueras de los negocios.

Se acerca a una de ellas y conversan. Tras risas y coqueteos, cogen juntos el camino. La rutina se repite una y otra vez a lo largo de la noche con distintos protagonistas. En este sector, rodeado de discotecas, bares y locales comerciales, se mezclan la música, el bullicio y la prostitución, un fenómeno que viene migrando desde el Centro y que ha crecido de forma considerable en los últimos años.

El tumulto de mujeres, que se organizan por pequeños grupos, deambula principalmente por el parque Lleras y las cuadras a la redonda, sectores en los que, desde hace unos días, la Policía y la Alcaldía de Medellín realizan acciones de control para reducir delitos como el hurto y hacer cumplir el toque de queda a menores de edad: no pueden estar en tres calles y diez carreras de la zona, entre las 7:00 p. m. y las 5:00 a. m., sin compañía de sus padres o representantes legales.

La prostitución se tomó la vida nocturna del parque Lleras

La medida se implementa porque este entorno de prostitución favorece el delito de explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes. Por eso, las trabajadoras sexuales deben enseñar con frecuencia sus documentos de identidad para que las autoridades determinen sus edades. Como la prostitución, en tanto oficio voluntario, no es un delito, quienes comprueben que tienen más de 18 años pueden permanecer en el lugar

Paisas, venezolanas y oriundas de otras regiones de Colombia, como la Costa Caribe y el Eje Cafetero, casi todas en la plena juventud, se pasean en busca de clientes. Ofrecen sus servicios a través de sonrisas, miradas y gestos provocativos que están a la luz de todos ante la casi absoluta ausencia de tapabocas.

Algunas de ellas turnan el oficio entre este sitio en las noches y el Centro de la ciudad en las tardes. Son plazas que tienen en común el oficio, pero con múltiples contradicciones en la forma de ejercerlo y en las ganancias que deja.

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