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Pensaba que habiendo pasado lo peor del Covid y sus olas dantescas, después de haber recuperado de forma milagrosa y en tiempo récord el turismo, la industria y la economía en su conjunto, esta Navidad iba a ser más navideña que nunca.Pero no... algo falta, o así lo siento yo.Analicemos los hechos:

Hay dinero en la calle. O eso dicen. La mayoría de la gente está cobrada, doble sueldo incluido, pero en las tiendas todavía no se ve movimiento.Estamos a ley de días de que los comerciantes de la Duarte anuncien, otra vez, su peor año histórico. ¿Será que todo se gastó en Blackfriday o todo se debe?

Aunque Cima Sabor Navideño hace rato que nos alegra las noches, no escuchas a la gente haciendo planes de salir, de ponerse “pepillito”, de organizar fiestas. ¿Será que el encierro nos cambió tanto que ya no queremos salir, ni perfumarnos?

Las muertes por Covid dejaron de ser noticia. Cada vez menos ingresos hospitalarios, aunque la tasa de contagios es alta. Sobran las vacunas y faltan las filas. La gente da positivo y conociendo el protocolo, pasa su proceso sin tanto miedo. Parece que vamos a pasar la Navidad sin decretos, a diferencia de la pasada cuando la cena del 31 se comió al mediodía de prisa y corriendo, sin brindis, sin uvas y sin maletas de la suerte.

El torneo de pelota invernal está buenísimo. Alta competitividad, buenos jugadores, con cuerda para el que la coja. La gente quiere ir al estadio, a pesar de que las boletas solo están disponibles para el “mercado informal”, al que nadie le puede meter mano porque tienen más fuerza que los sindicalistas. Con casi todos los equipos separados por la mínima, se espera un final de foto finish y el agotamiento del Prodom en todas las farmacias del país. Aun así, falta chispa.

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Los casos de la justicia nos mantienen entretenidos. Medio océano con medidas de coerción. Seguimos esperando que caigan nuestros corruptos favoritos que hasta ahora han eludido el cerco judicial. Entre las amenazas veladas de los fiscales de que duerman con ropa y las recusaciones de jueces por parte de la defensa de los imputados como método para incidentar los casos, seguimos pegados al televisor esperando que la balanza de la justicia caiga donde nos convenga. Para muchos, la Navidad tendrá un nuevo sabor dependiendo de dónde la pasen otros.

Hay charamicos en las calles. No tanto como antes, pero ahí están. Si haces un bureo por la ciudad, ves algunas calles y edificios decorados, pero son minoría. Poca gente presumiendo arbolitos y belenes, y hasta los angelitos han disminuido en intensidad. ¿Se agotó el modelo tradicional de celebración gracias a la crisis de contenedores de China?

Para que no falte, hay hasta un friíto de lo más agradable en las madrugadas que hacen a uno querer quedarse acurrucado un rato más.

El escenario está montado para celebrar y tirar la casa por la ventana, pero hay un aire diferente. De alguna manera todo cambió.Quizás sea para bien, quizás no, pero les comento que no me agrada.Me gusta la navidad por lo que tiene de esperanza, de unión familiar, de tradición.

La resiliencia del dominicano se caracteriza por una alegría que no cesa, por una esperanza que raya en fe. En el compartir con los vecinos, con los amigos, en las buenas y en las malas. En encontrar siempre razones para reír, para bailar y seguir creyendo.

Navidad es chocolate caliente, tisana de jengibre, pasteles en hoja, ensalada rusa, puerco asao’ y música a todo volumen. También es oración, recogimiento y servicio. Navidad es recordar a los que no están y brindar por ellos.Navidad es dar gracias. Y aunque cada familia tenga su librito, hay tradiciones que nos unen y nos dan identidad de pueblo.

Hagamos un esfuerzo. Sacudamos la modorra que se ha aposentado en nuestro ánimo y corazón.No permitamos que la navidad se pierda y se lleve lo mejor de nuestra esencia.Dejemos que su brisa sanadora entre, nos refresque y se lleve lo malo del año para esperar con alegría lo que viene. Celebremos la Navidad, que ya habrá tiempo para otras cosas.

TEMAS - Himilce A. Tejada

Comunicación corporativa y relaciones internacionales. Amo la vida, mi familia y contar historias.

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