Entrevista a Manolo Santana, en junio de 2016

Nuestro compañero, y periodista, Goyo Ybort tenía previsto realizar una amplia entrevista a Manolo Santana, haciéndola coincidir con la temporada en que el extenista celebra el 50 aniversario de su número uno mundial y de su victoria en Wimbledon.Entrevista a Manolo Santana, en junio de 2016 Entrevista a Manolo Santana, en junio de 2016

También, que esta entrevista debía realizarse en un entorno propio. Desaparecido el Club de Tenis Velázquez (posterior sede de la central de Iberia en la capital), donde Santana se inició; extinto el Real Club de Tenis López Maeso, en Aravaca, del que fue presidente y donde inauguró la primera pista de hierba en España junto al propio López Maeso, Borg, Vilas, Nastase y Clerc, en junio de 1994; restaba el Racquets Club de Marbella, su gran pasión y refugio.

Y así fue. En el privilegiado espacio del tenis marbellí, Santana compartió jornada y experiencias que hoy hacemos públicas en nuestro medio.


El madrileño, afincado en Marbella, Manolo Santana Martínez era miembro de una sencilla familia. Desde bien pequeño amó el tenis: desmontó una silla para construirse lo más parecido a una raqueta. Ganó sus primeras pesetas, para el y para su casa, corriendo dos manzanas para procurar taxis a los socios del Club de Tenis Velázquez en la época veraniega.

Luego, su prosperidad se tornó en victorias en Roland Garros en 1961 y 1964, también en dobles en 1963 junto a Roy Emerson; en el Open USA en 1965 y en Wimbledon en 1966. Además, ganó otros 70 torneos.

Estuvo entre los diez mejores del mundo durante siete años de principios de los ’60; siendo nombrado número 1 del planeta en 1966. Fue capitán del equipo español de Copa Davis, y disputó, como jugador, las finales de 1965 y 1967 sobre hierba. Tomó parte en el debut del tenis en los Juegos Olímpicos de Méjico en 1968, como deporte de exhibición, y se hizo con la medalla de oro.

Hoy es el director del Mutua Madrid Open, masters 1000 ATP, y aún recuerda a su madre como artífice de su brillante historia.

Desde tu punto de vista ¿cuáles son las escalas idóneas que debe seguir un niño desde el colegio hasta su hipotética meta en el deporte de élite? ¿Coincidirían con tus inicios?

“Yo espero que sean mejores que los míos, porque gracias al apoyo de tanta gente he llegado donde he llegado. Cuando yo tenía 10 años, vi por primera vez una raqueta de tenis, en el Club de Tenis Velázquez -en Madrid-, que era precioso. Ahí vi tenis y como me gustó mucho yo intentaba escaparme los sábados y domingos para ir a recoger pelotas al club. Entonces, para un chaval que le gusta, cuando salga del colegio y teniendo tiempo libre, directamente, no va a hacer falta que le insistan mucho, porque el va a ser quien va a decidir acudir a las horas que puede porque le dejan los estudios. Le tiene que gustar el tenis, primero; porque, hoy en día, se exige mucho más a los jóvenes, porque empiezan a jugar mucho más pronto y a los 7 u 8 años ya le pegan muy bien a la bola. Entonces, del colegio al tenis de competición ha de tener entusiasmo, no me gusta la palabra sacrificio, para llegar algún día, cogiendo su idea de juego, también viendo torneos en directo o a través de la televisión”.

Al principio ¿cómo te pagabas los viajes, la indumentaria, las raquetas?

“Tuve la suerte, o la busqué. Cuando murió mi padre yo tenía 14 años y unos socios del club de tenis me medio adoptaron. Empecé a jugar por las tardes y por las mañanas estudiaba. A esta familia nunca les olvidaré, los Romero Girón, que vivían en Goya esquina a Velázquez. Para mi fue un cambio brutal que, evidentemente, cuando tu coges el tenis con entusiasmo y mucha, mucha, ilusión, puedes llegar muy lejos. Ellos me pagaban todo ¿quién me iba a patrocinar, entonces? si la gente no sabía si la pelota era redonda o cuadrada, no tenía ni idea del tenis; y era lógico, después de tantos años de problemas, solamente podían jugar al tenis los que tenían la posibilidad económica”.

¿Cómo fueron tus primeras raquetas?

“Evidentemente en el C.T. Velázquez yo no tenía ninguna posibilidad de tener ninguna raqueta. Me encantaba, veía mucho, mucho, tenis; así que, con 10 años, cuando tuve un rato libre y como no tenía otra solución, me busqué el respaldo (enteramente de madera) de una silla de madera, arranqué otra pieza para hacerme el mango y de ahí me hice una especie de raqueta y allá que daba mis raquetazos. Imagínate cuando me dieron una raqueta de verdad. Esa primera raqueta de verdad me la dio un socio del club, que estaba combada, y empecé a jugar con ella. O le dabas en el centro o la bola se iba, era muy complicado”.

¿Dónde entrenabas tierra, hierba, cemento?

“La hierba no existía. Yo empecé a viajar con 17 años, jugué el junior en Barcelona, ese fue mi primer viaje; y se jugaba en tierra batida. Entonces, entrenaba en tierra batida en el Club de Campo y en el Velázquez, donde aprendí a jugar”.

¿Crees que, en general, está bien trabajado y resuelto el tema sponsoring en el deporte español de base?

Entrevista a Manolo Santana, en junio de 2016

“Pues no. Es muy difícil que apuesten por un jugador determinado, si no tienes la ayuda de las federaciones y los clubs es muy difícil competir. Salir de la base es dificilísimo. Hoy en día necesitas un entrenador, un fisio, sitio para entrenar, tienes que viajar, necesitas un poder económico muy importante para poder salir. Eso dobla el mérito de los deportistas españoles. Además, somos uno de los países que más tenistas tienen entre los veinte primeros del mundo”.

¿Te gustaría poder importar para el deporte español alguna fórmula de otro país en materia de promoción o formación de deportistas?

“De Estados Unidos. Yo me traería a Pepe Higueras, que fue número 7 del mundo. Cuando le vi en Paris, me encantó, porque hacía tiempo que no le veía. El está trabajando para la federación estadounidense, desgraciadamente, porque sabe muchísimo de tenis, y sería muy bueno incorporarle a nuestra disciplina”.

¿Qué organización, qué país, te resulta más ejemplar a la hora de organizar torneos y en la formación de jóvenes tenistas?

“Ahora España está en la línea increíble de organización de torneos para junior, para niños, sénior, torneos de gran categoría. Tenemos dos torneazos, Conde de Godó y nuestro torneo de Madrid, que es un lujo tener la posibilidad de que todos los mejores jugadores vengan a jugar nuestros torneos. Aparte, por mi experiencia, Inglaterra”.

Si estuviera en tu mano, ¿cómo mejorarías el panorama de torneos internacionales en España?

“Mientras no existan unos acuerdos entre federaciones, clubs y patrocinadores es complicado, porque es cierto que los junior necesitan mucha ayuda y, realmente, los clubs no tiene mucho dinero para apoyarles, y todo tiene que ser a base de encontrar patrocinadores que les guste el deporte y les guste el tenis”.

¿Cuál es la esencia del Mutua Madrid Open? ¿Qué reporta a los tenistas?

“Primero, lo más importante, es reconocer lo que hacemos con los junior y los pequeños que juegan sus torneos, donde los ganadores saben que van a estar en Madrid, jugando en las mismas pistas en las que entrenan los grandes campeones. Creo que es una motivación tremenda para esa juventud que mañana van a ser profesionales. Pero, al mismo tiempo, juega muchísima gente que no se va a dedicar al tenis profesional, que se quiere divertir y que lo quieren pasar bien. Las pistas de la Caja Mágica son excelentes”.

¿Cuáles son las mayores satisfacciones y los mayores contratiempos para un responsable de un torneo importante?

“Las satisfacciones, cuando hablas con los jugadores. Ahora en Nueva York, solemos tener una reunión con jugadores y mánager y ya, más o menos, nos dan una idea de los que van a venir a Madrid. Entonces, la satisfacción es que haya un jugador, como por ejemplo Roger Federer, que este año, cuando se retiró, hizo una rueda de prensa y lo primero que dijo es ‘lo siento por Manolo, después del entusiasmo que ha puesto por este torneo, pero, desgraciadamente, no puedo jugarlo’. Eso, para mi, fue una satisfacción enorme, que reconociese el esfuerzo que hicimos para que estuviera en Madrid.

Siempre hay nervios, pero se quitan cuando llevas una semana que entras a las 8 de la mañana y te vas a las 2 de la madrugada; entonces, ya estás como habituado a las reuniones de todos los días, en las que estamos cuidando todos los detalles, no solo son las pistas, sino todo lo que llevan los stands, los restaurantes, los niños recogepelotas, los jueces de línea, que son importantísimos para nosotros; es el conjunto de lo que lleva una organización de un torneo tan importante”.

¿Puedes ordenar fuerza física, fuerza mental y calidad técnica?

“Calidad técnica. Luego mental, porque al físico llegas si tienes un buen preparador, si te gusta sacrificarte, y pasas el tiempo que creas para que cojas la fuerza suficiente. La parte que tu tienes que desarrollar es cómo vas a jugar un partido u otro, ya que no todos los oponentes son iguales. Hay gente que no ve mucho tenis y yo me he dedicado toda mi vida a ver mucho tenis, a ver muchos partidos. Si yo jugaba contigo y me ganabas, obviamente pensaba cómo tengo que hacer yo para ganarle. Mi objetivo era intentar copiar de los grandes, ver los fallos que siempre tienen los jugadores. He pasado muchas horas viendo tenis y ahora me veo una final tranquilamente, me encanta. Afortunadamente, a mi mujer le gusta como a mi o más; así que no tengo ese problema de que me digan que hartura de tenis”.

Desde tu punto de vista ¿cuál sería el arquetipo de jugador ideal para ser número 1 del mundo?

“Rod Laver, porque tenía una facilidad impresionante para jugar, siendo bajo de estatura como yo. Hoy, Rafa Nadal, porque tiene un físico extraordinario, me encanta verle cómo desarrolla los partidos. Indudablemente, para ganar tantas veces como ha ganado a Federer, hay que jugar muy bien punto tras punto todos los partidos y Rafa en eso es muy bueno”.

¿Qué diferencia de raquetas, por golpes, hay entre las que usabas en esos grandes triunfos y las de ahora?

“Cuando veo raquetas como las que me has traído (Slazenger Challenge nº 1 y Spalding Manolo Santana), o veo las que tengo por aquí, me digo a mi mismo: cómo podíamos jugar nosotros al tenis con estas raquetas, con el esfuerzo que había que hacer. Sobre todo, yo aprendí de los australianos pegar un golpe liftado, que con esas raquetas es prácticamente imposible, pero lo hacíamos porque no teníamos otro remedio. Entonces, yo aprendí de los australianos jugar así y afortunadamente me dio mis frutos. Las raquetas de madera no tienen nada que envidiar a las actuales, lo único que pasa es que, lógicamente, no se pueden comparar unas etapas con otras, la vestimenta, jugadores, ropa, zapatos. Cada vez que voy a Wimbledon me digo cómo podíamos mantener que nosotros no podíamos ni sentarnos. En los intercambios no nos podíamos sentar, si querías ir al baño no podías y si tenías una lesión te la tenías que aguantar y si no podías jugar tenías que abandonar. Ahora hay como muchas más facilidades, y yo me alegro de que sea así, porque lo hace más fácil para el jugador. Yo jugué la final del Open USA, en Nueva York, en hierba, y empezó a llover; y había un jugador mejicano, Rafael Osuna, que era íntimo amigo mío, competíamos muchísimo juntos porque teníamos un tenis muy igual, y me vio que yo me estaba resbalando constantemente, pero no querían parar el partido porque no llovía suficiente. Entonces, se acercó en uno de los cambios y me dijo: por qué no te pones unos calcetines, que yo voy a comprar, y cada dos juegos te los cambias por los secos y verás como no te caes. Y así jugué la final, con el pie deslizándose por dentro de la zapatilla”.

¿De qué participación con el equipo español guardas mejor recuerdo? ¿Por qué?

“Cuando jugamos la olimpiada de Méjico en 1968, que fue exhibición. Juan Antonio Samaranch, que era un hombre que tenía una visión increíble del deporte, me dijo un día: ‘Manolo el tenis tiene que estar dentro de las disciplinas de los Juegos’ y le dije en qué puedo ayudarte. Me dijo, ‘yo ya he conseguido que en el 68 se juegue por primera vez de exhibición, y me han prometido que en el 72 entrara’. Se organizó el torneo en Guadalajara, me dio carta blanca para que yo pagara lo que tuviera que pagar a los jugadores, llevé a los mejores que había en aquel momento y tuve la suerte de ganar la medalla de oro y el doble con Manolo Orantes. Fue una satisfacción enorme que le dimos a Juan Antonio y siempre, siempre, que el podía nos echaba una mano”.

¿Qué supone el Racquets Club de Marbella para ti?

“Mi segunda casa. Me encanta. Estuve 20 años en Puente Romano. Cuando llegué a Marbella, Björn Borg estaba antes que yo. Cuando el decidió que no era lo suyo estar viviendo en la Costa del Sol, me propuso para que yo dirigiera el club de Puente Romano. Ese club que es precioso, está todo construido como el dueño quiso, que me dio carta blanca para cómo yo haría el mejor club, porque el tenía que vender todos los terrenos que tenía al lado y los apartamentos. Fue una combinación muy buena y. para mi. muy importante esa conexión que sigo teniendo con Puente Romano.

El Racquets nace de una reunión entre el ayuntamiento de Marbella y Puente Romano, porque piensan que Manolo Santana puede ser el que venga a este club, que ya estaba algo construido. Y cuando yo vi que era un sitio precioso, obviamente, decidí dejar la dirección de Puente Romano y venirme aquí. Para mi es un placer venir cada día aquí, porque primero hago mi preparación física, luego, de vez en cuando, con uno de los monitores hacemos unos canastos de bolas, comemos aquí y no cenamos aquí porque cerramos el club. Paso, prácticamente, todo el día aquí. En este club tenemos muchas visitas internacionales y una buena y numerosa escuela de niños”.

¿Qué crees que has hecho bien para estar tan reconocido con el paso del tiempo?

“Ser hijo de una mujer extraordinaria (Mercedes). Mi madre fue la que me enseñó. Primero, no hay que olvidar que mi padre estuvo diez años en la cárcel cuando terminó la guerra civil. Mi madre, que tenía todo el derecho de poder criticar, en casa nunca habló nada de ello, con lo cual yo que me he desenvuelto en un deporte de minorías, donde la gente que jugaba al tenis era la que económicamente podía. He aprendido muchísimo a reconocer los fallos, que tengo muchos; pero que realmente cuando he dicho me he equivocado y he tratado de conseguir el objetivo, es lo que me ha ayudado a ser tenista y llegar donde he llegado en el tenis. Como yo en hierba no tenía ni idea, ganaba en Roland Garros y llegaba a Wimbledon y me ganaban, entonces yo tenía que encontrar la solución para ganar algún día lo máximo que se puede ganar: un torneo como el de Wimbledon. Celebro este 50 aniversario aún más, porque voy todos los años y los ingleses cuidan mucho a sus figuras, a sus estrellas. Yo no me considero ni figura ni estrella, lo que si me considero es un buen jugador, que gracias al tenis he conseguido lo que estáis viendo aquí y todo lo que está detrás. Sigo ahí, porque me encanta, porque no me cuesta coger un avión para ir a ver Roland Garros, Wimbledon o el US Open. Voy a Roma todos los años porque soy muy amigo de Nicola Pietrangeli, presidente del torneo. Me gusta estar involucrado porque, además, yo soy un convencido de que si no estuviera tan metido dentro del mundo del tenis, la gente diría y Santana quién es; y eso lo aceptaría. Efectivamente, muchos deportistas dejan de hacer el deporte, se meten en su oficina o en el trabajo que tengan y como que desaparecen un poco del mundo de la competición. Yo estoy tan metido en la competición, que me encanta, y entonces… Yo no veo un partido 5 minutos, lo veo entero. Desgraciadamente, en mi torneo en Madrid tengo tantas cosas que hacer, pero de vez en cuando me voy al palco, tranquilo, y veo los partidos que me gustan”.

¿Cuáles han sido tus mejores y tus peores momentos vividos dentro del deporte?

“Solamente recuerdo los buenos, los bonitos. Los otros, yo se lo que he hecho, como he dicho anteriormente, que procuro siempre corregirme las cosas que no salen como me gustan”.

¿Y los mejores son triunfos?

“No quiero que se tome como vanidad, pero soy de los pocos jugadores que siempre que ha llegado a la final he ganado. Recuerdo un torneo de recogepelotas, que hicieron en el Velázquez, que con 12 años llegué a la final y gané. Primera final que jugué de campeonato de España junior, fui a Barcelona y gané. Primer grand slam que juego y lo gano. Primer torneo que juego en hierba, final del Open USA y lo gano, entonces…”

¿Crees que a ese niño de entonces le pudo empujar el deber ser agradecido con quienes le habían apoyado?

“A mi me encantaba que mi madre, cuando llegaba, la pobre siempre me preguntaba: ¿y eso del tenis cómo es? No tenía ni idea, pero yo sabía que cuando iba a jugar un torneo iba siempre más limpio que nada, porque ella se cuidaba totalmente de hacerlo. Sobre todo, el sacrificio tan grande que hizo para cuidar de cuatro chicos, problema dificilísimo. Yo tengo que decir que la campeona de Manolo Santana ha sido mi madre”.

¿Qué te gusta recordar y transmitir de tus inicios en el tenis?

“El esfuerzo y las características de saber que como es un deporte individual tu eres el que tiene que solucionar tu problema, cuando tu sales a la pista, aunque hablo de hace 50 años. El problema que hay muchas veces es que echan la culpa a la raqueta, que la pista no es la adecuada, que están cansados,y, obviamente, todos hemos pasado por eso; entonces, yo siempre intento, cuando veo a algún chaval que le gusta el tenis, me voy a verle y le pregunto ¿tu me conoces? alguno dice pues no y otros que si. No me tiene por qué conocer un niño de 7 u 8 años, entonces su padre ya se encarga de decirle lo que yo he hecho dentro del mundo del tenis”.

Para terminar ¿Cuáles son tus ilusiones, personal y deportiva?

“Vivir 20 años más, que seguro que lo voy a hacer, estoy convencido, lo que pasa es que con 98 estaría un poco jodidillo pero voy a estar metido dentro del mundo del tenis, seguro. Sobre todo, lo que haré será hacer muchas dejadas a los oponentes para que no lleguen a la pelota”.

Dedicatoria al periodista: “Espero que a esta entrevista tu le saques lo máximo, y que veas la parte positiva, que es la que realmente es importante en la vida”.

Etiquetas: