Su ropa, la imagen de su negocio

Muchas pymes prescinden del vestuario elegante para satisfacer a sus empleados y resultar cercanas a los clientes. Pero antes de cambiar el código de vestimenta hay que evaluar el impacto sobre la imagen de la empresa.

Siguiendo la tendencia iniciada por grandes empresarios como Mark Zuckerberg o Steve Jobs, "los trajes y las corbatas están desapareciendo de las pymes", según constata José Ramón Pin, profesor de comportamiento humano en IESE. Normalmente, la formalidad del código de vestimenta se mueve en un equilibrio entre la satisfacción de los empleados y la imagen ante los clientes. Llevar ropa más cómoda y desenfadada suele aumentar la satisfacción de los trabajadores y, según algunos estudios, eleva su productividad. Pero también puede transmitir una sensación de falta de profesionalidad ante los consumidores, los proveedores o las entidades financieras.

Sin embargo, en el caso de muchas pymes, el efecto que se produce es que los clientes perciban su relación con la empresa como más cercana y de confianza. No obstante, para que este cambio sea positivo hay una serie de aspectos que conviene tener en cuenta:

Su ropa, la imagen de su negocio

El código de vestimenta de la empresa es exigible a todos los trabajadores, que pueden ser sancionados e incluso despedidos si no cumplen con el mismo. Los límites que abarca no están claramente precisados en la legislación, por lo que han sido objeto de varios contenciosos jurídicos. En general, los márgenes son bastante amplios: se puede prohibir determinada indumentaria (zapatillas de deporte, camisetas de tirantes o tatuajes y piercings), establecer unas normas básicas de maquillaje y exigir que la barba esté bien cuidada, que el pelo no esté demasiado largo y que no se tiña de algún color demasiado llamativo. Sin embargo, las polémicas más recientes han venido a raíz de la desigualdad entre hombres y mujeres. En mayo de 2015, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló la sanción a una guía de Patrimonio Nacional que se negó a ponerse uniforme y llevar tacones por considerarlo "sexista" e "inapropiado para su dignidad". La sentencia establecía que había trato discriminatorio debido a que a los hombres sí se les permitía llevar zapato plano para realizar las mismas funciones. Se trata por tanto de un aspecto al que los dueños del negocio deben prestar especial atención al establecer el código de vestimenta de la compañía.

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