Ni con Sánchez ni con el Papa ni con Casado: la diplomacia de Díaz Ayuso

Isabel Díaz Ayuso con Isabel La Católica. La foto, tomada en Washington, es algo más que un retrato de la presidenta de Madrid con la estatua de la reina. Hecha a las puertas de la Organización de Estados Americanos, donde se entrevista con su secretario general, Luis Almagro, resume que el viaje por EE UU de la líder popular tensiona algunas convenciones políticas y diplomáticas. Díaz Ayuso, una presidenta autonómica, se reúne con representantes de organismos internacionales. Choca en la distancia con el presidente español, Pedro Sánchez. Critica al de México. Y afea al papa Francisco sus disculpas por la conquista americana. Para cuando llega el jueves, y solo un puñado de congresistas va a la reunión con la que acaba la gira, ya se sabe por qué Díaz Ayuso ha mantenido un viaje coincidente con la convención del PP de Pablo Casado. De polémica en polémica, encuentra un gran escaparate.Ni con Sánchez ni con el Papa ni con Casado: la diplomacia de Díaz Ayuso Ni con Sánchez ni con el Papa ni con Casado: la diplomacia de Díaz Ayuso

“Sin conocer todos los detalles del viaje, puede deducirse que algunas de sus declaraciones desbordan claramente los márgenes de actuación para los que la habilita la ley, además de incurrir en extravagancias que rozan lo grotesco”, apunta Mariola Urrea, profesora de Derecho Internacional Público de la Universidad de La Rioja, que recuerda los límites establecidos en la ley de acción y servicio exterior para la actividad internacional de las comunidades autónomas. Y continúa: “Algo, por otro lado, coherente con la forma de acción política que experimenta [Díaz Ayuso] también en el ámbito interno, por lo que no debe causar extrañeza alguna”.

Joan David Janer, profesor de Derecho Internacional Público en la Universidad de las Islas Baleares, recuerda: “El artículo 3 de la ley habla de la necesaria lealtad entre administraciones en temas de acción exterior, y el artículo 11 alude a que las comunidades han de someterse a los instrumentos de planificación que diseñe el Estado en su acción exterior”. “No parece muy oportuno y que tenga sentido lo dicho en relación al Papa en un viaje en EE UU”, sigue. “Pero la crítica que se ha hecho al Papa forma parte igualmente de la crítica política gratuita, para consumo interno de sus votantes”, remata, insistiendo en que, a su juicio, hay que interpretar las declaraciones de Díaz Ayuso en el marco “de la estrategia política de confrontación PP-PSOE”.

El posible conflicto, en todo caso, no pasa inadvertido para la presidenta, cuyo equipo informó al Ministerio de Exteriores antes de iniciarlo. Tras reunirse con los representantes del Banco Interamericano de Desarrollo, Díaz Ayuso plantea un proyecto de colaboración a impulsar, recalca, “siempre con respeto al Gobierno de España, que es quien tiene las competencias directas en la relación con el Banco”. Nadie dice nada de por qué, entonces, Díaz Ayuso ha acudido a la cita.

Ni con Sánchez ni con el Papa ni con Casado: la diplomacia de Díaz Ayuso

Hay, también, reuniones con fondos de inversión. O con el equipo editorial del diario The Wall Street Journal. O con el caucus hispano en el Capitolio, donde solo se presentan 5 de los 38 representantes previstos, y uno, el congresista californiano de origen mexicano, Raúl Ruiz, expresa su desacuerdo con algunos de los comentarios sobre los indígenas que hizo la presidenta madrileña durante la gira. En todas esas citas, un total de 13, vende Díaz Ayuso su proyecto para Madrid y de todas ellas sale con buenas palabras y sin concretar nuevas inversiones para la región.

¿Cuánto tiene el viaje de tour mediático y propagandístico para reforzar la imagen de Díaz Ayuso como política de moda en la derecha? ¿Y cuánto de intento de hacer lobby para atraer inversiones, empresas y negocios para Madrid?

El séquito presidencial da pistas para responder a esas preguntas. Hasta Estados Unidos no se desplaza el consejero de Economía, Javier Fernández Lasquetty. Tampoco el director de la Oficina del Español, Toni Cantó, encargado de buscar oportunidades de negocio a través del idioma. Sí viajan la directora general de medios de la Comunidad, el jefe de prensa de la presidenta, o su poderoso jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez.

En consecuencia, toda la imagen del viaje se cuida al detalle. Poder. Liderazgo. Independencia. Esos son los conceptos que intentan transmitir las fotografías y vídeos que distribuye el equipo de la presidencia. Telemadrid, que el PP y Vox controlan gracias a un cambio legal aprobado en la Asamblea, da una extensa cobertura al periplo de Díaz Ayuso por EE UU, lo que incluye una entrevista con un fondo nada casual: la Casa Blanca. De su cita con representantes de la Hispanic Society en Nueva York, donde ataca al indigenismo y advierte contra la leyenda negra, como si hubiera leído Imperiofobia, queda una fotografía con una colosal serie de sorollas a sus espaldas. Y ahí están las imágenes que la retratan cruzando las calles de Nueva York como si fuera un personaje de Sexo en Nueva York. Siempre, perseguida por los micrófonos y las grabadoras de los medios españoles.

“Lo único que ha cambiado con respecto al pasado de los viajes de otros presidentes autonómicos es la atención mediática”, opina un experto en relaciones internacionales que pide no ser identificado. “Esa atención mediática es básicamente española, por eso es normal que allí siga haciendo política doméstica, porque es sobre lo que le preguntan los medios que la siguen, por lo que dudosamente está haciendo política internacional, o diplomacia, y quebrando algún código de estas”, añade. Y recalca: “Yo no me escandalizaría de que haga política doméstica en sus viajes, ya que nunca ha pretendido hacer otra cosa, y su búsqueda de inversiones, que hacen otros presidentes autonómicos, lo han convertido los medios en política doméstica”.

Hay un precedente en la apuesta de Díaz Ayuso por usar cuestiones internacionales para hacer política nacional. En enero de 2020, la presidenta de Madrid vio cómo Sánchez no recibía en La Moncloa a Juan Guaidó, el presidente interino de Venezuela. Inmediatamente le organizó un acto de alfombra roja y baño de masas en la Real Casa de Correos madrileña, y le cedió una mansión del Canal de Isabel II para que pernoctara. Fue la confirmación de que el PP pretendía usar Madrid, donde gobierna la comunidad y la capital, como ariete de su oposición el Gobierno de PSOE y Podemos.

Más de año y medio después, Díaz Ayuso replica esa estrategia en Estados Unidos. Allí, por ejemplo, se ve con Carlos Vecchio, el representante de Guaidó en Washington, que se presenta como embajador de Venezuela en el país.

“El estar en reuniones de calado político es muy importante, porque quieren entender cuál es el sentido de nuestra Administración”, defiende la presidenta de Madrid tras reunirse en Washington con el think tank Global Americans, que es quien le presta ese balcón con vistas a la Casa Blanca para una entrevista. “Hacía falta este impulso. Cada vez lo tengo más claro. Va a ser un revulsivo”, añade. “El propósito de este viaje ha sido dar a conocer a la Comunidad de Madrid como un lugar para invertir, así como seguir fomentando la cultura española y la Hispanidad”, resume en su despedida. Y diagnostica: “Los impuestos y el exceso de burocracia son un lastre para la inversión para España, nos perjudica abiertamente, así como la gestión de visados para el inversor”.

Unas horas después, Díaz Ayuso vuela a España para estar este sábado en la convención nacional del PP. Allí le esperan Casado, el conflicto abierto por su intención de presidir el PP de Madrid, y la inquietud de un sector del partido que teme que esté tomando posiciones para un eventual asalto al liderazgo nacional. Ella lo niega. Su viaje por Estados Unidos, en todo caso, refuerza su imagen como principal icono de la formación: de Nueva York a Washington, Díaz Ayuso ha opacado la convención itinerante del PP.

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