David Monreal y el difícil camino de emprender

Fundador de ISDI Coders

El emprendedor ha creado una exigente escuela de programadores, valorada como la mejor del mundo

Blanca Gispert

“Emprender es un camino difícil y, según como lo vivas, puede poner en juego tu salud”. Es una realidad que raras veces sale a la luz y que explica en primera persona David Monreal, un emprendedor de éxito nacido en Barcelona en el 1975. Es el fundador de la primera escuela de programadores de la ciudad, ISDI Coders (antes Skylab Coders). El año pasado fue reconocida como la mejor del mundo en el ranking SwitchUp.

David Monreal y el difícil camino de emprender

Monreal quería poner un punto y aparte en su carrera profesional y, a finales del año pasado, vendió la empresa a la escuela de negocios madrileña ISDI. “Estaba muy cansado de cargar con el peso de toda la responsabilidad y el médico me dijo que tenía que frenar el ritmo. Levantar una escuela desde cero y conseguir los mejores estándares de calidad requiere mucho esfuerzo”.

El emprendedor cuenta que se toma el trabajo muy en serio y que, por eso, exige un esfuerzo altísimo a los alumnos. Durante tres meses estudian 14 horas diarias. Festivos incluidos. “¡Casi les torturamos!”, bromea. Monreal asegura que la ratio de empleabilidad de sus alumnos –pagan 6.000 euros por un curso de tres meses– es del 90%, frente al 60% de los competidores. También asegura que el negocio no necesita inversión en marketing porque le llegan alumnos a través del boca a boca.

Crecimiento

Nacido en el 2016 como el primer centro de Barcelona, ahora da el salto a Madrid y a la formación online

Ahora, el directivo se muestra satisfecho con la integración de la empresa bajo el paraguas de ISDI. Dice que mantendrá el cargo como director del centro a largo plazo. “Estoy igual de implicado con el equipo y puedo llevar a cabo el crecimiento que antes había intentado. Abrimos un centro en Madrid y una escuela 100% online”.

Pero ahora, el emprendedor está más tranquilo. “Tengo tiempo libre para estar con mi hijo, ir a correr, recuperar aficiones como tocar el bajo... También me gustaría asesorar a otros emprendedores”.

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Monreal se define como un emprendedor “estoico”: sus cinco años al frente de Skylab son el mejor ejemplo, dice. Y también comenta que es muy curioso. “Me gusta aprender por mi cuenta, creo que hay demasiada titulitis ”. De hecho, Monreal no acabó los estudios universitarios. Cursó los tres primeros años de ingeniería de telecomunicaciones en La Salle hasta que se dio cuenta de que no le interesaba y lo dejó. “¡Mis padres –un comercial y una médica– perdieron el dinero, y yo perdí el tiempo!”, recuerda. Al abandonar la carrera, estudió un grado superior de fotografía, pero tampoco se dedicó a ello.

El vínculo con el mundo tecnológico empezó a principios de los 2000, cuando entró en Infojobs como comercial. Dentro de esta compañía ocupó varios cargos, con un paréntesis de un año durante el cual fichó en el departamento de clasificados de La Vanguardia. “En el 2009 volví a Infojobs y allí me di cuenta de cuánto me gusta innovar en producto y en metodologías de trabajo. Lo acabé dejando en el 2014, cuando el negocio fue absorbido por Schibsted”.

Trayectoria

“Llegó un punto en que el médico me dijo que tenía que frenar el ritmo”

Entonces, Monreal se tomó un año sabático aunque nunca dejó de trabajar del todo. El campus de la UPC en Mataró lo fichó como asesor para mejorar el vínculo entre la universidad y Estados Unidos. “Una de las iniciativas que había sobre la mesa era abrir una escuela de programadores y durante un viaje a Miami conocí el concepto de los cursos de programadores en formato bootcamp . Me fascinó el concepto y pensé que triunfaría en España. Entonces, las empresas tecnológicas de Barcelona ya tenían dificultades para encontrar programadores”. Así que dicho y hecho. Llegó a Barcelona, pidió dinero a amigos que trabajaban en el sector digital y fundó la escuela.

Empezó a mediados del 2016 en un coworking en la plaza Reial. Aquel primer año tuvo siete alumnos y un beneficio de 100 euros. Desde entonces, ha dirigido el negocio él solo, sin financiación externa, y asegura que siempre ha sido rentable. Ahora estrena nueva etapa y respira tranquilo, al fin.

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