El lado oscuro de OnlyFans, la red social donde el "dinero fácil" no es tan inocuo

OnlyFans, la conocida red social de contenido pornográfico entre particulares —al cual se puede acceder previo pago de una suscripción mensual—, ha hecho que la producción erótica nunca haya sido tan accesible. Tanto como en su consumo como en su generación. A pesar de lo sencillo que resulta pensar en ganar dinero tras colgar vídeos o fotografías manteniendo prácticas sexuales, los peligros que esconde van más allá de un simple desnudo.El lado oscuro de OnlyFans, la red social donde el El lado oscuro de OnlyFans, la red social donde el

Este portal web ha generado toda una nueva esfera de «pornografía amateur 2.0», en la cual cualquiera podría llegar a plantearse el abrirse un perfil o pagar por uno. Además, el consumo de este tipo de contenido se está extendiendo cada vez más entre la población. A pesar de que Twitter prohíbe en sus reglas y políticas cualquier contenido sexual, gran parte de los perfiles de OnlyFans se anuncian en esta red social haciendo su consumo más a mano y gratuito.

Durante la pandemia, OnlyFans ha ganado 500.000 usuarios cada día y ha facturado 2.000 millones en todo el año 2020. Según detalla Bloomberg, la página se queda una comisión del 20% de los pagos que realizan los usuarios. Con estas cifras y nivel de tráfico, hay casos como el de la modelo Bella Thorne que afirma haber ganado un millón de dólares en un día con su contenido.

«No todo el mundo lo hace por gusto»

Alejandro, un joven de 26 años, empezó en OnlyFans hace un par de años en una época en la que no se encontraba «muy bien económicamente». Más que un trabajo, lo consideraba como «algo pasajero» ya que necesitaba ese dinero. A día de hoy ha abandonado la plataforma ya que le llegó a afectar en varios puntos de su vida personal. «No todo el mundo lo hace por gusto, la gente piensa que es dinero fácil, pero no», sostiene.

El chico expone a El Independiente cómo además de la suscripción mensual, alguien puede pedirte por mensaje privado, por ejemplo, una foto de tus pies o envíos de tu ropa íntima usada y manchada previo pago. «Hay gente que realmente se llegó a obsesionar conmigo, han llegado a acosarme y preguntarme si seguía grabando vídeos», detalla. Los términos de servicio de OnlyFans, en su artículo 5.1, establecen que un «fan» puede pagar por adelantado una cantidad para «ver el contenido del usuario o interactuar» con este «según los términos contenidos en este acuerdo».

El joven relata que al principio es «muy sencillo» conseguir «mucho dinero», pero mantenerte exige subir contenido más fuerte y más explícito. «Ahí pierdes la libertad del contenido que tú crees que controlas, llegas prostituirte», afirma. Para seguir generando tráfico, muchos modelos suelen hacer colaboraciones entre ellos y ellas, algo que Alejandro nunca ha realizado. A esto se le añaden las filtraciones de vídeos y fotografías, que según Alejandro son «muy sencillas de hacer».

Consecuencias directas en su salud mental

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«Yo ya sabía que esto iba a pasar y lo puedes denunciar para que se elimine determinado contenido de una página web», asevera. Asimismo, afirma que es «muy común» que este tipo de material circule por grupos de Telegram. Por otra parte, Alejandro subraya que el dinero que uno gana mediante esta actividad tiene que declararse una vez se superan los 10.000$ en ganancias pero no detalla en qué calidad y condiciones.

Actualmente ha dejado el portal, pero afirma que esa «pérdida de control» le ha afectado directamente a la forma en la que mantiene y mantenía relaciones sexuales. «Al principio quieres monetizar todo, cualquier relación sexual que tengas, piensas que no lo has llegado a grabar. Al quedarme sólo con eso no disfrutaba», detalla.

Asimismo, manifiesta que le ha costado mucho trabajo volver a tener relaciones sexuales de forma satisfactoria. «Me ha costado muchísimo de tanto hipersexualizarme, desnaturalizas tanto el sexo que me ha costado recuperar la lívido», asegura. «Al fin y al cabo vendes tu cuerpo, tu imagen, estás completamente expuesto. Te lo venden como algo que puedes controlar y no».

Derecho a proteger la propia imagen

El funcionamiento de este portal no es claro para detallar cuándo se están vulnerando los derechos de una persona que sube contenido. Según recogen los términos de servicio en su artículo 8.1, el contenido del usuario y el perfil web son propiedad de OnlyFans y están «protegidos por derechos de autor, marcas comerciales, patentes, secretos comerciales y otras leyes de propiedad intelectual o derechos de propiedad».

El portal únicamente contempla «la impresión o descargar de un número razonable de páginas del sitio web para su uso personal, no comercial y no para su posterior reproducción, publicación o distribución». Samuel Parra, especialista en derecho digital, detalla a El Independiente, que en este supuesto el delito se produce cuando la filtración o publicación, mediante capturas o grabaciones de pantalla, se hacen sin el consentimiento expreso.

«Las grabaciones y fotografías son legales, pero la propia persona tiene la potestad de consentir o no hasta qué punto se distribuya», expone. En este supuesto entraría el derecho de la persona a proteger su propia imagen y limitar su distribución ilegal. Además, encontrar contenido en otras páginas web, entrarían en juego los derechos generados por Copyright.

Más «peligroso» de lo que se piensa

El algoritmo que sigue OnlyFans, a la hora de generar más ingresos, es una monetización basada en cuanto más contenido sexual suba uno, más puede ganar el o la modelo. Mabel Lozano, autora del libro PornoXplotación, afirma que esta forma de funcionar perpetúa la «prostitución 2.0». Lozano detalla que la posibilidad de realizar peticiones individualizadas al modelo para que se graben o fotografíen de una determinada manera es una forma encubierta de extorsión.

«Por lo tanto, es muy fácil llegar a sextorsionar a alguien» —chantaje con una imagen o vídeo de alguien desnudo o realizando actos sexuales que generalmente se comparte para que se haga viral mediante sexting—, afirma. «La gente no es consciente de que una vez que subes un vídeo o fotografía sexual a Internet no lo vas a recuperar nunca, es un error pensar que los creadores son dueños de ese contenido», alerta la cineasta. Muchas veces estos vídeos terminan en contenedores pornográficos tan accesibles como PornHub o en la propia deep web.

«Ahora lo que funciona es la pornografía en vivo y amateur, nunca había sido tan accesible y agresiva como ahora. Onlyfans no es un un portal tan inocuo como se piensa», detalla Mabel Lozano a El Independiente. «Tiene muchas consecuencias y cada vez hay más gente joven ahí. Luego es muy difícil salir». Por otra parte, se une cómo la pandemia ha supuesto un punto de inflexión en los hábitos sexuales de nuestra sociedad. La experta afirma que numerosas trabajadoras sexuales con el confinamiento han acudido a la red social para seguir obteniendo ingresos.

«Grandes» diferencias con las productoras

Bel Gris, productor y actor en Tetatita.com, afirma que las diferencias «son grandes» con las productoras pornográficas convencionales. «Yo como productor tengo la responsabilidad de exigir pruebas de ETS y de enfermedades venéreas, y ahora de Covid-19. Nosotros siempre rodamos con preservativo», algo que, según sus propias palabras, «no sucede» en las colaboraciones entre modelos de OnlyFans. «No es la misma calidad, suele ser un contenido muy de aquí te pillo aquí te mato», reconoce.

Por otra parte, Gris relata que alguien que tenga un perfil en el portal hace que «les baje la reputación» a la hora de participar o no en grabaciones de su productora. «Son personas que queman mucho su imagen en Internet a un coste baratísimo», sostiene. A pesar de que algunas parejas que ruedan con Tetatita.com luego cuelgan contenido propio en OnlyFans, una vez tuvo que lidiar con una filtración de contenido en el portal, algo que sin el consentimiento expreso es considerado un delito.

Asimismo, Bel espeta que el éxito obtenido por la plataforma les supone una «competencia dura» al llegar a «muchísima gente» y el tráfico «brutal» que genera. «Es una cuota de mercado con la que yo no puedo competir, pero es que sus reglas de juego no son las mismas al no responsabilizarse de lo que sucede con su contenido».

En último lugar, Alejandro (26 años), tras haber dejado OnlyFans, reflexiona sobre hasta qué punto es prostitución o no lo que ha hecho. «Lo termina siendo, es una puerta abierta y mucha gente lo vende como un empoderamiento porque se pueden exhibir como quieran y deseen», sostiene. «Al fin y al cabo reconocerlo es bastante fuerte, y la gente debería plantearse quién y por qué están ahí».

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