Desierto de Atacama con montañas de basura textil: "Yo crecí con la ropa usada"

Iquique está muy cerca de un enorme basurero clandestino donde van a parar miles de prendas de ropa de segunda mano que llegan desde Estados Unidos, Europa y Asia. Este cementerio de prendas, zapatos, carteras y valijas crece día a día a cielo abierto, en pleno desierto.

"Iquique y San Antonio son las principales entradas de la ropa de segunda mano. La primera es una zona franca, por eso entra libre de impuestos", explica a A24.com Pablo Galaz Esquivel, consultor en comunicación sustentable y ex director de Fashion Revolution, un movimiento global sin fines de lucro que busca generar un cambio de base en la forma de producción y consumo de la industria de la moda.

Desierto de Atacama ¿Cómo llega hasta allí la ropa usada?

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Muchos de las prendas arrojadas en el Desierto de Atacama son de tejidos sintéticos, que pueden tomar unos 200 años en desintegrarse y contaminan el medio ambiente.

Los fardos con camperas, buzos, remeras o pantalones -entre otras prendas- llegan a la Zona Franca de Iquique, conocida en el lugar como la "Zofri", donde se instalan unas 50 importadoras que a diario reciben fardos que luego revenden, por ejemplo, por internet. "Así de fácil ingresan. Hoy, mi país recibe 59.000 toneladas de ropa por año", explica a A24.com Laura Novik, experta en diseño de futuros y sostenibilidad y docente de la Universidad Católica de Chile".

El negocio es legal y a gran escala: según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), plataforma que registra las distintas actividades económicas a nivel global, Chile es el mayor importador de ropa usada en Sudamérica. Recibe el 90% de la que llega a la región.

"Hay cifras de la entrada pero no de cuánto se descarta. Yo estimo es que el 80%", señala Galaz. Así llegan, por ejemplo, productos discontinuados de marcas fast fashion o de "moda rápida" como Zara, Bershka. "Muchos desembarcan con la etiqueta puesta. Hay otros fardos de ropas vintage de marcas de lujo como Chanel o Hermes. También fardos de ropa usada, rota o sucia", agrega la docente.

Encontrarlos es sencillo: los anuncios de Fardo.cl, una de las tantas empresas que revenden, ofrecen dos packs de 90 kilos de camperas de hombre y mujer de segunda selección "de todo tipo de tallas, materiales, colores y diseños". Según detallan, cada pack trae unas 80 unidades y se consigue a 240.000 pesos chilenos, unos 31.000 pesos argentinos.

La publicación aclara que pueden presentar fallas y lo publicita como un "producto especialmente preparado" para quienes "quieren emprender su propio negocio" ya que contiene prendas para "abastecer tiendas de ropa usada, reciclada, alternativa y vintage".

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Los fardos con camperas, buzos, remeras o pantalones -entre otras prendas- llegan a la Zona Franca de Iquique, conocida en el lugar como la "Zofri", donde se instalan unas 50 empresas importadoras. El descarte acaba en el desierto de Atacama.

¿Cómo llega la ropa usada a la Argentina?

Estas prendas que se compran, se usan y luego se tiran o no se llegan a vender en las grandes capitales de Europa, Estados Unidos y Asia no solo queda en el país trasandino. Los fardos se separan en Chile: "es un pasadizo porque los principales destinos de esta ropa son Bolivia y Argentina, donde el ingreso de ropa de segunda mano está prohibido", explica Galaz Esquivel.

Tras separarla "se arman otros fardos como si fuera ropa nueva y se envían". Las prendas ingresan a los dos países a través del contrabando. Por eso Galaz considera que los principales responsables "son las empresas importadoras que revenden y no distribuyen la ropa". En la Argentina "La moda del vintage está directamente ligada a este contrabando de ropas", dice Novik.

Desierto de Atacama con montañas de basura textil:

Esta práctica no es nueva: sucede hace más de dos décadas. Desde entonces en comenzó a crecer la comuna de Alto Hospicio, en el sector de Tarapacá, un lugar con población vulnerable y donde, con el tiempo, fue creciendo el número de personas migrantes. "El vertedero ilegal está a unos 5 km de allí, estaba de antes. Creo que, además de lo económico, es un problema también ligado a que es un espacio de frontera", señala Galaz.

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Desierto de Atacama: Unas 39.000 toneladas de ropa usada, terminan en la zona de Alto Hospicio, en el norte chileno.

"En la zona franca encuentras ropa tirada y deshechos de todo tipo, como motores de automóviles a coches de bebés inservibles", cuenta Novik. "Ahora se controla más porque el mall (shopping) es un lugar de paseo turístico y se limpia, pero está cerca de una población -como llaman en Chile a las villas miseria- de las más complejas que se llama Jorge Inostroza".

Buena parte de sus habitantes viven de la compra-venta de fardos de ropa. "Los morros de ropa que se forman cerca de la terminal, se acercan personas de escasos recursos que busca ropa, se la llevan a su casa y la limpian. Hay muchos inmigrantes en situación precaria que hacen parte del sistema", relata Javiera.

¿Por qué se descarta la ropa en el desierto de Atacama?

Estos cementerios de basura textil son clandestinos. En el país está prohibido el descarte de textiles en basureros legales ya que producen inestabilidad en los suelos. Para Novik, "aunque nadie señala directamente a los responsables, es vox populi que los importadores Zofri no solo usarían el desierto como cementerio de ropa usada no comercializada, sino que se encargan de la quema de forma ilegal en Caleta Buena y Huantajaya".

Por eso los habitantes de Alto Hospicio no solo conviven con estos morros de telas. También lo hacen con el humo que se genera por las quemas de parte de la ropa. "Hay combustión intencional por parte de empresas que no quieren ocupar espacio en las bodegas ni gestionar los residuos. Los tiran y los queman para no dejar rastros porque esto es un delito. Las prendas también se queman por las altas temperaturas estando al sol", agrega Galaza.

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Según un estudio de la ONU la industria textil es “responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global”. Unas 300 hectáreas del desierto de Atacama reciben parte de las consecuencias.

“El estado nos ha abandonado. La Zona Franca (de Iquique) no ha sido capaz de manejar y controlar esto. Nos hemos convertido en una zona de sacrificio", comentó a medios locales el alcalde de Alto Hospicio, Patricio Ferreira.

Se calcula que este basurero sin control ocupa unas 300 hectáreas del desierto de Atacama, una superficie que equivale unas 35 veces el estadio de River Plate- que se llenan de ratones e insectos. Y facilita infecciones y deterioro en la salubridad.

¿Cómo impacta el basurero de ropa en el desierto?

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La producción de ropa en el mundo se duplicó entre 2000 y 2014, según un estudio de la ONU de 2019, Por eso esta industria es “responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global”.

La ropa usada que descarta el mundo y se acumula medio del paraíso degrada el entorno. "Lo más preocupante es el punto de vista del medio ambiente. Estamos frente a un desierto, que tiene un ecosistema muy rico en pequeños animales e insectos. Además los desiertos son parte importante para el equilibrio a nivel global por un tema de temperaturas", dice Galaz.

El grueso de esta ropa proviene de donaciones que se hacen a organizaciones de beneficencia y caridad. "Ellos son los principales recolectores en el mundo", dice Galaz. Lo que no se dona, porque está deteriorado, o no logra venderse se embala y se exporta. "Hoy también incluyen en los fardos maquillajes, espejos, juguetes. Todo eso llega. Hay un gran contenido de plástico", agrega el experto.

Es que, además, la ropa que se confecciona para las grandes cadenas de moda rápida suele estar hecha con telas con alto contenido sintético como el poliéster. Este derivado del petróleo tarda un promedio de 200 años en degradarse, mientras el algodón lo hace en unos 30 meses.

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Para el consultor Pablo Galaz "una solución podría ser el control de stock de manera que los importadores financien, siendo controlados, la disposición final de las prendas".

Según Galaz, esas telas son muy difíciles de reciclar porque, en general, son fibras combinadas entre material natural y sintético. "Además se suman los químicos de los textiles, desde el algodón con los agroquímicos, ablandadores, teñido de jeans, fijadores de color. Todo eso permea las napas subterráneas y cambian su composición química por las temperaturas del desierto, produciendo microfibras que contaminan tierra y agua", dice.

Por qué estas montañas de ropa hablan de la historia de Chile

Las montañas de decenas de colores que contrastan con los tonos del paisaje natural del desierto hablan de las últimas décadas en Chile. "La industria de textil de confección nacional quedó sepultada por la importación de ropa extranjera durante la dictadura militar. Al principio fue el mercado de ropa usada por norteamericanos y europeos que tuvo su momento de gloria durante la década de los ochenta", explica Javiera.

La joven considera que la importación de ropa usada "fue posiblemente lo que hizo palpable la promesa del nuevo modelo de economía de mercado. Con esto el público pertenecía al mundo gracias al consumo a precios bajos de marcas que todavía no habían pisado suelo chileno. Las ferias americanas dieron cuenta del auge de este mercado", dice Novik.

Y agrega: "El boom se desinfló durante la década siguiente, en los noventa. Recién en el nuevo milenio, la ropa usada comenzó a resurgir como un modo de diferenciarse de los estilos homogéneos que lanzaban las tendencias de moda rápida". A eso se sumaban nuevas prácticas de consumo que pusieron en valor la reutilización y el reciclaje.

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"La industria de textil de confección nacional quedó sepultada por la importación de ropa extranjera durante la dictadura militar", dice la experta en sostenibilidad y docente de la Universidad Católica de Chile, Laura Novik.

¿Qué puede pasar con la basura textil?

Según Novik el gobierno del presidente Sebastián Piñerano generó cambios en las políticas públicas que limiten el ingreso de prendas o mitiguen sus consecuencias. "Por parte de las autoridades hay muy poca preocupación", agrega Galaz. Durante su gestión Ministerio del Medio Ambiente anunció que los textiles se incorporarán como producto prioritario en la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (conocida como ley REP) que regula, entre otros los envases y embalajes.

El objetivo de esta medida es que, a futuro, las empresas que producen, importan o venden ropa y otros productos textiles se hagan cargo de los residuos que generan sus productos una vez que terminan su vida útil. Será la próxima administración la que tendrá que trabajar su regulación. Sin embargo será la administración de Gabriel Boric la que tendrá que trabajar en su regulación.

Para el ex integrante de Fashion Revolution "Hay algunas resistencias para que la situación cambie porque también hay gente con bajos recursos que se beneficia" con la reventa de ropa usada. Para el consultor "una solución podría ser el control de stock de manera que los importadores financien, siendo controlados, la disposición final de las prendas".

"Muchos argentinos viajan a Chile para ir a H&M a comprar más ropa descartable, dice Novik. "El tema requiere de una perspectiva económica y política. Así fue creado el sistema de la moda a mediados del siglo pasado. Es un modelo económico lo que está detrás del descarte de la moda". Mientras tanto, ni el desierto más árido del planeta escapa de sus consecuencias.

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