Matiz, el proyecto sostenible que ofrece moda para hoy y para siempre

Entrevista
Tras años entregada a las pasarelas internacionales, la modelo Marta Ortiz decidió que había llegado el momento de dar el salto empresarial con Matiz, una plataforma de venta online especializada en moda ética que lleva arrasando desde su lanzamiento

Por Nuala PhillipsMatiz, el proyecto sostenible que ofrece moda para hoy y para siempre Matiz, el proyecto sostenible que ofrece moda para hoy y para siempre

Este tema fue publicado en el número de enero de 2022 de Vogue España.

A Marta Ortiz las inquietudes empresariales ya le rondaban la cabeza allá por 2017, pero por aquel entonces todavía no estaba preparada para combinar su ajetreada vida de modelo con los negocios. “Llevaba un tiempo dándole vueltas a montar un marketplace, pero todavía vivía en París y trabajaba demasiado. No me veía con fuerzas”, reconoce esta valenciana de 27 años que lleva desde los 15 subida a las pasarelas. Y entonces, cuando aquella idea ya había quedado casi sepultada entre shootings y desfiles: ¡boom! La pandemia, y su correspondiente frenazo vital, se encargaron de rescatar de nuevo aquel sueño y, sobre todo, las ganas.

“Durante el confinamiento intenté poner mi granito de arena a través de una iniciativa en redes que compartí con mis seguidores. Mediante el hashtag #YoTeSigoATi cada día daba a conocer alguna firma o diseñador independiente. Fueron momentos difíciles para todos y creí que así ayudaría a capear el temporal a todos esos pequeños negocios que nadan a contracorriente y luchan por plantar cara al fast fashion”, recuerda remontándose a aquel primer germen de lo que hoy es su gran proyecto, Matiz. “La iniciativa funcionó tan bien que hasta yo descubrí un montón de nuevas firmas que estaban haciendo cosas maravillosas. Cuando volvimos a la normalidad me negué a que todo eso terminase ahí, así que decidí que era el momento de combinar el viejo proyecto del marketplace con una plataforma que diese voz a todo ese talento creativo”.

Dicho y hecho. Tan solo unos meses más tarde, Ortiz ya contaba con unas muy respetables 50 marcas dispuestas a embarcarse en su aventura y un concepto pulido que llegaba para dar respuesta a la creciente demanda de moda lujosa, pero sobre todo –y más importante– con conciencia. “Los requisitos mínimos con los que tiene que contar una marca para pasar a formar parte de la red de Matiz son la utilización de materiales reciclados o sostenibles y la transparencia a la hora de rastrear el origen de la creación de sus prendas”, desgrana la modelo. “A partir de ahí, cada firma es un mundo. Tenemos desde marcas que producen en Madrid y solo contratan a mujeres para crear prendas a partir de materiales como la seda vegana o el algodón orgánico; a otras que fabrican bajo demanda y una filosofía de kilómetro cero. En realidad, la premisa es la transparencia: que la prenda se haya desarrollado bajo unas condiciones de trabajo dignas y que sus materiales aboguen por fibras naturales o recicladas”.

Una selección que hoy asciende a más de 60 firmas, todas ellas escogidas y estudiadas por la propia Marta. “Cuento ya con dos chicas más en el equipo. Es cierto que soy yo la que decide si el perfil se ajusta o no, pero es agradable poder contrastar la información y sopesarlo con segundas opiniones. La verdad es que no puedo decir que nada haya sido demasiado desafiante. Desde que comenzamos todo ha sido muy fluido y orgánico. Podría decir, sin miedo a equivocarme, que el 97% de las marcas con las que hemos contactado han querido unirse sin dudarlo ni un momento”. Así, del grueso de nombres que en la actualidad integran su catálogo, la vasta mayoría son españolas. Y como a la emprendedora le gustan los retos, el desafío está puesto precisamente ahí. “Ya enviamos a todo el mundo y contamos con una firma afincada en Portugal, pero queremos ir más allá. El próximo paso es precisamente ese: la internacionalización de nuestra oferta. Convencer a las firmas extranjeras de que unirse a Matiz es una buena idea”.

Matiz, el proyecto sostenible que ofrece moda para hoy y para siempre

Pero si de ir más allá se trata, el concepto de Matiz tampoco termina en ese e-commerce que tantas alegrías le ha dado a la empresaria desde su lanzamiento el pasado junio. Porque al marketplace que definió la idea original, se unen además un buen puñado de servicios que, de nuevo, ponen el foco en el consumo responsable y sostenible. Tres pilares, tal y como su propia creadora los define, a través de los cuales la experiencia de compra pretende promover la circularidad y la compra consciente. “Además del e-commerce tradicional, contamos con un espacio reservado para prendas preloved [de segunda mano] de primeras marcas, donde nuestras clientas pueden tanto vender aquello con lo que ya no se identifican, como hacerse con tesoros vintage de firmas como Loewe o Celine. Y, por último, también hemos incorporado un servicio de personal shopper a través del que ofrecemos asesoramiento personalizado para garantizar que la experiencia sea completa y que las compradoras puedan disfrutar de ese proceso como un momento realmente especial”, cuenta. De hecho, en línea con este último objetivo, la empresaria planea abrir un espacio físico en Madrid a principios de año en el que poder continuar con ese ambiente cercano y exclusivo focalizado en todo aquel que quiera acercarse a conocerlo. “Hemos forjado una relación muy estrecha con muchas de nuestras compradoras y quiero mimar hasta el último detalle. Es más, si puedo atenderlas yo misma, mejor”, afirma justo antes de soltar una carcajada. Una actitud bajo la que se esconde, precisamente, ese carácter tan personal (e individual) que caracteriza a Matiz.

No en vano, a esa toma de decisiones directas y su obsesión por que todos los detalles sean perfectos, se une el último as de su periplo empresarial: cuatro prendas que marcan la génesis de una colección propia que comparte nombre con el proyecto principal. “En realidad es una propuesta muy modesta”, se apresura a puntualizar su diseñadora. “Se trata de una sudadera, unos bikers, una gorra y una bolsa que creamos a partir de fibra de alga y algodón orgánico bajo el paraguas de Matiz. Nuestro principal objetivo es, básicamente, mostrar al consumidor que cuando hablamos de sostenibilidad, las prendas no tienen que ser aburridas, pero sobre todo, que existen piezas atemporales y de mucha calidad que se pueden quedar en nuestro armario para siempre”. En este sentido, el discurso de Matiz se alinea con el de la industria de la moda actual, pero no hay que excavar demasiado para descubrir el razonamiento lógico que llevó a la modelo a acabar de lanzarse: “Pensé que si no puedo hacer que las empresas grandes de fast fashion cambien su manera de producir, al menos sí puedo hacer que el consumidor cambie sus hábitos de consumo. Así por lo menos, a largo plazo, las grandes empresas empezarán a cambiar la manera de entender el proceso. Es decir, básicamente lo estoy haciendo a la inversa”, ríe.

Un razonamiento que ahora puede sonar muy lógico y hasta manido, pero que cuando Ortiz se aventuró a materializar, todavía levantó más de una ceja. “En mi casa hicieron hasta apuestas de cuántas prendas iba a vender”, bromea. “Gané yo porque iba con cero expectativas. Creo que ese ha sido el secreto de todo: con cada nueva venta me sorprendo. Ni en el mejor de mis sueños habría imaginado el éxito de Matiz desde que empezamos”. Y quizás precisamente por eso todavía hoy sigue siendo incapaz de señalar el mayor desafío de todo este proceso: “Seguramente ha ayudado el hecho de que, como modelo, llevo muchos años conociendo los engranajes de cómo funciona la industria. Yo soy muy determinada y veo los próximos pasos a seguir más como objetivos que como desafíos porque, en realidad, a mí lo que me gusta es todo: estar sobre la pasarela me encanta, pero también disfruto muchísimo cuando trabajamos en nuestras campañas, o directamente gestionando la logística de la compañía”.

Una logística que hoy pasa por seguir expandiendo su catálogo de firmas, pero también por seguir tejiendo el encaje de bolillos que supone su vida. “Creo que todavía tengo recorrido como modelo y es algo que no planeo abandonar, aunque por otro lado tengo muchísimas ilusiones depositadas en este proyecto. Quiero enseñar al consumidor que la sostenibilidad puede ser atractiva y... ¡también accesible! La gente se piensa que cuando hablamos de moda ética el precio se dispara y aquí estamos nosotros para enseñar que no tiene que ser así”, sentencia para, finalmente, sintetizar el concepto de Matiz en una sencilla dicotomía. “En el fondo, es tan simple como preguntarnos: ¿Queremos cinco abrigos, o uno que puedan heredar nuestras hijas?”. Pues eso.

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Por Tatiana Ojea

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